Yo quise saber, qué podía tener Viñales para que la escritora cubana Dora Alonso pidiera esparcir sus cenizas en aquel valle. Así lo dejó escrito: Que me vele el paisaje de Viñales, / la vega más lozana, / la entrañable presencia de su valle. Que me reciban los mogotes / y la cordillera me guarde. / La maravilla de sus cumbres / será el más fiel acompañante. Yo estuve allí, en el punto, la tarja, que marca su recuerdo en medio de aquel valle, mirando mogotes y las luces sobre los diferentes verdes. Fui como parte del evento En el Valle de la Pájara Pinta que rendía homenaje a su vida y obra y reunía a escritores, editores e ilustradores de la literatura infantil y juvenil cubana. Para aquel viaje le pedí al escritor pinareño Alberto Peraza, que me prestara su ejemplar de En el Valle de la Pájara Pinta; y me alcanzó su cuidada edición de la Editorial Gente Nueva 2009, que me acompañó durante aquellos días. Y también tuve tres versiones digitales en el teléfono: de Casa de las Américas, con fecha 1984 e ilustraciones de Umberto Peña, uno; de la Editorial Pueblo y Educación, 1997, el segundo, con ilustraciones de Luis Bestard; y el tercero, el ya citado de Editorial Gente Nueva de 2009, con ilustraciones de Nelson Ponce, y prólogo de Enrique Pérez Díaz donde afirma: Se ha dicho con toda certeza que El Valle de la Pájara Pinta tal vez sea uno de los libros más laureados de toda la serie literaria para niños y jóvenes en Cuba, aunque seguramente resultaría muy controvertido especular si en realidad se trata del libro más popular de la veterana creadora de obras infantiles. En opinión del autor, investigador y crítico Antonio Orlando Rodríguez, en una crítica publicada en 1986, El Valle de la Pájara Pinta es, hasta el presente, el mejor de …